LA COMARCA DE LA SIDRA, 26-9-09

 

Trabajar un sábado no es agradable para casi nadie.........bueno, realmente a mi no me gusta trabajar ningún día, pero no me queda más remedio. A lo que iba, esa sensación de desagrado por un sábado de currelo se amortigua si a la salida está la moto esperando para dar un rule aprovechando este otoño con careto de veranazo que nos ha entrado. Pongo rumbo por la N-632 hacia Villaviciosa, atravesando Quintes y Quintueles, en la Marina de la costa central asturiana. Me encamino a la Comarca de la Sidra, formada por los concejos de Villaviciosa, Colunga, Sariego, Nava, Cabranes y Bimenes.

Nada más entrar en el concejo de Villaviciosa ya se advierte el porqué de la denominación de la Comarca a la que pertenece: las pomaradas abundan por doquier. Aclaremos para los profanos que una pomarada es una plantación de manzanos, de cuya fruta se obtiene ese néctar casi divino que es la bebida por excelencia de Asturias. Qué sería de los asturianos sin la sidra, sin esa cultura de los chigres, de las romerías, de esa teoría de que una juerga no merece denominarse así mientras que cada uno de sus partícipes no se haya sentado en una caja de sidra vacía. La sidra.........si no existiera habría que inventarla.

Desde la apertura de la moderna autovía, la N-632 a su paso por el mítico Pedroso ha quedado abandonada por el tráfico y su delicioso trazado y paisaje han quedado para el disfrute de los vecinos y de algún que otro nostálgico de carreteras como ésta. Eché de menos también a aquellos quemadillos de los ciclomotores trucados que hace 20 años ponían en juego sus pellejos con pilotajes imposibles en este trazado que se conocían mejor que el pasillo de su casa.

Desde el alto del Pedroso ya empezamos a divisar el valle en el que se asienta Villaviciosa. El verdor del paisaje es inigualable, no parece que estemos al final de la estación seca, aunque bueno, aquí en Asturias la estación más seca es la que tiene la marquesina más grande, jajaja, chiste malo al canto, mil perdones. La línea horizontal de la autovía a Oviedo rompe un poco un paisaje tan bucólico.

Villaviciosa, la medieval Puebla de Maliayo, que recibe su nombre por la fertilidad de sus tierras. Aquí también se han ido añadiendo nuevos elementos al paisaje. En primer término un cuco campo de golf, con su estanque y chorrito de agua en el que perderán sus pelotas los menos avezados en el deporte del boguie, el pat, el eagle y esas cosas que no tengo ni idea de que son pero dan empaque a este texto. Un poco más allá se ven las bocas de los túneles que se tragan el asfalto de la Autovía del Cantábrico para salvar la Ría de Villaviciosa, Reserva Natural Parcial que condicionó el trazado de la autovía para lesionar lo menos posible su frágil ecosistema, amenazado por la vorágine de la modernidad y el desarrollo.

Plaza del Ayuntamiento de Villaviciosa, localidad tradicionalmente de derechas, hasta tal punto que hasta hace poco la plaza llevaba el nombre del general Franco. Creo que en las últimas municipales el signo político mayoritario ha cambiado y se propuso devolverle el antiguo nombre de Plaza del Güevo, así, en asturiano. Debió haber la reglamentaria trifulca por el tema y supongo que al final se optó por la más neutra denominación que ahora posee para no chinchar a nadie. Lo que no ví fue una escultura de Úrculo con un par de manzanas gigantes que juraría que hace no mucho estaba aquí. No me hagáis mucho caso que igual la ví después de salir de cualquiera de las sidrerías que abundan por toda la villa.

Otro de los atractivos de la Comarca de la Sidra es su rico Patrimonio Artístico. Un claro ejemplo de ello es esta iglesia de Santa María del Conceyu, en el barrio de la Oliva. Fue construida poco después del otorgamiento de la Carta Puebla a la localidad, en 1.270. Es de estilo románico tardío, y las arquivoltas de su portada y la Virgen que está en ella son claramente góticas. Fue declarada Monumento Nacional en 1.931, por el gobierno de la II República, y eso que ésta no fue muy bien recibida en la localidad, de ideales más tendentes a lo monárquico.

Villaviciosa es una referencia mundial en cuanto a la manzana y la sidra. Aquí se celebra todos los años impares, que coinciden con las buenas cosechas, el Festival de la Manzana. Se cuentan por decenas los lagares de sidra natural y hay varios de sidra champanizada. La crisis del sector en los años 70 ha hecho que algunos de estos productores cerrasen, y el resto se hayan adaptado a los nuevos tiempos y a las nuevas exigencias del público y de las normas de envasado y etiquetado. Cuando, no hace muchos años, se estableció la obligatoriedad de etiquetar las botellas de sidra natural se produjo un auténtico cataclismo en el sector sidrero y en el público, que consideraban casi una herejía etiquetar les botellines verdes. Hoy el hecho ya se ha asumido como normal y la sidra está igual de buena e incluso viste más porque va de etiqueta........... 

A las afueras de Villaviciosa se encuentran las instalaciones de la antigua Estación Pomológica, actualmente dependiente del Serida, pero que sigue cumpliendo la misma función de centro de investigación y experimentación de todo lo referente a la manzana y los manzanos. Todo gira en la comarca en torno a sector manzanero y sus derivados como podemos ver. Una asociación local, Cubera, fue galardonada como Pueblo Ejemplar por la defensa de las tradiciones y el patrimonio del municipio.

Salimos de Villaviciosa por la AS-255 en dirección a Infiesto, carretera que atraviesa por la mitad la Comarca de la Sidra y ejerce de elemento vertebrador, sobre todo después de su reciente renovación que la ha dejado de lujo para el disfrute motero. Apenas salir de la Villa está Amandi, hermoso pueblo que cuenta con la iglesia de San Juan como referente artístico. Es de finales del siglo XIII, estilo románico tardío, y en ella lo más destacable son la portada y los arcos que decoran el ábside. También fue declarada Monumento Nacional en 1.931 en tiempos de la República anticlerical y quemaconventos, bonita paradoja. A lo mejor es que no era tan fiero el león como lo pintaban.  

 En Amandi también se localiza el lagar de Cortina, que cuenta con unas modernas instalaciones y un restaurante para degustar los sabrosos platos de la gastronomía local y la sidra de producción propia. Tuvimos ocasión de visitarlos el pasado diciembre en la comida navideña del sector norte del foro V-Strom. Después de dar rienda suelta a nuestra gula, Tino Cortina tuvo la deferencia de enseñarnos las instalaciones y explicarnos el proceso de elaboración de la moderna sidra natural y, de paso, probar de algunas barricas la magnífica sidra que hacen.

 La Sierra del Pedroso desde el otro lado del valle desde el que antes veíamos en primer plano a Tiger Woods haciéndose unos hoyos. Las pomaradas siguen siendo las dueñas del paisaje, no podía ser de otra forma.

Desviándonos un par de kms. de la AS-255 se encuentra Llugás, bonito pueblo, muy típico de la zona, rodeado de pomaradas, pastos y plantaciones de maíz. Pero.......¿qué veo?. ¡Señoraaaa!, no queme que aún no ha terminado la prohibición. 

 En la parte alta de Llugás se localiza un recoleto santuario mariano, visitado con mucha devoción por gran cantidad de peregrinos a lo largo del año. Desde luego que hoy no era el día, porque aparte de mí nada más que había por allí una parejuca achuchándose en un banco.  Debe haber crisis de espiritualidad  también.

Pañando manzanes. Pese a ser buen año en la "vecera" de la cosecha de manzanas, estas gentes se quejaban de que la cosa no pintaba bien. La manzana es pequeña, con coco, y se cae al suelo con facilidad. El mes y pico de sequía que llevamos padeciendo, o disfrutando, según se mire, ha hecho que la calidad de la manzana se resienta. El campo siempre está desamparado ante innumerables factores que pueden hacer peligrar la cosecha y con ello el medio de subsistencia. Una forma de vida muy sacrificada y dura, no hay duda. 

Ya en el concejo de Cabranes (no confudir con Cabrales, el del rico queso), en Viñón se localiza la iglesia de San Julián, también Monumento Nacional. Es de transición del prerrománico al románico, de reducidas dimensiones y aspecto bastante rural. 

Más o menos de la misma época (exageraoooo) debe ser esta panera, construcción típica del campo asturiano, utilizada como almacén, para preservar las cosechas de la humedad y de los roedores. También hablaba ya Jovellanos de que se usaba como vivienda cuando no había sitio en la casa principal. Si no fuera por la estrechez de mentes y miras de los redactores de los Planes de Ordenación de los ayuntamientos asturianos, que no la tienen tipificada como vivienda, la panera o el hórreo podrían ser una alternativa muy válida para residir. Construidos con madera y  otros materiales ecológicos, a ello le añaden el encanto del tipismo y lo tradicional. Me gusta la idea, me están entrando ganas de hacerme una.

 Santolaya de Cabranes, capital del concejo. Encaramada en un alto sobre el valle y la carretera, ha visto como en los últimos decenios gran parte de su población emigraba en busca de mejor suerte. 

En el Alto de la Curciada nos volvemos a desviar un poco de la AS-255 para visitar Torazo, premio Pueblo Ejemplar de Asturias 2008. De entre su caserío sobresale la torre de la iglesia, con un pintoresco y llamativo reloj. 

Por mantener en buen estado estas callejas tan bellas y las casas de estilo tradicional, Torazo ha sido merecidamente premiado con el galardón. Bello pueblo, como tantos otros que hay en Asturias, muchos de ellos casi desconocidos para el gran público. 

Después de tanto tiempo de ver el famoso anuncio de la paella multitudinaria y el lavavajillas milagroso, resulta que Villarriba y Villabajo están aquí al lado. Son esos descubrimientos que marcan un antes y un después en la vida de un hombre.

Ceceda, ya  en el concejo de Nava. Este pueblecito se ha hecho conocido, además de por su innegable encanto, por estar aquí la quinta de verano de una famosa saga de arreglaojos de la noble Vetusta. Parece que en la moderna sociedad ovetense no eres nadie si no has asistido a alguna de las fiestas que se dan aquí. No sabemos si esas fiestas serán tan apañadas como las de Berlusconi, todo es posible, hay mucho vicio. Bueno, es obligatorio asistir a una de aquí o a las de la finca del regidor de la capital y su famosa y polémica yeguada. Pues qué queréis que os diga, yo vivo muy feliz con no ser nadie y disfrutar del celibato, digo del anonimato. Si es que me traiciona el subconsciente.........

Bienvenidos a Nava, capital de la Sidra. Para que no haya pujas localistas se han repartido las capitalidades entre las dos localidades más importantes de la Comarca de la Sidra. Vimos como Villaviciosa celebraba el Festival de la Manzana, y en Nava se hace desde 1969 el de la Sidra. Dicho festival se divide entre dos días: el sábado pregón a cargo de algún personaje popular y la famosa Ruta de la Sidra, con degustaciones por todas las sidrerías de la localidad. El domingo se celebra el Concurso de Escanciadores. 

Plaza del Ayuntamiento y de la iglesia. En la pared de la iglesia todavía se mantiene el monumento en memoria de los caídos por Dios y por España. Será hora ya de cerrar heridas por parte y parte, que ya ha pasado tiempo. 

Desde 1996 se encuentra en Nava el Museo de la Sidra, inaugurado el mismo año en el que la localidad también recibía el galardón de Pueblo Ejemplar de Asturias. Ya van unos cuantos galardones dentro de la Comarca. Por algo será. 

Aparcada junto al Museo estaba esta Suzuki Minicross, toda una joya, tataranieta de aquella Puch con la que este menda se inició en el apasionante mundo de las motos, hace ya ............unos cuantos años. 

Salgo de Nava, Oviedo a 33 kms, seis de la tarde, ¿que hago?, tirar para casa, claro está, no tengo ni la más mínima duda, pero dando un pequeño rodeo, me entendéis, ¿no?. Como quien no quiere la cosa, la inercia me expulsa de la N-634 hacia la AS-251, que atraviesa el concejo de Bimenes y se dirige a Barredos, en Laviana, cuenca del Nalón. Esta es una vista de Bimenes desde la subida a la Faya los Lobos.  

La Faya los Lobos. Mítica subida para el ciclismo y automovilismo asturianos. Para la moto sin ser tan mítico no está nada mal, que conste, he disfrutado a tope, buen asfalto, curvas y nada de tráfico, ingredientes imprescindibles para el cóctel de la diversión. 

El valle de Tiraña y Laviana al fondo desde el Alto de la Faya. Una vez concluido el descenso, en Barredos tomo el Corredor del Nalón hasta Riaño y luego hacia Tudela Veguín, donde me doy el último lujo de la etapa en la subida hasta San Esteban. Ya estamos en casa, con gran hambre de moto pese a llevar toda la tarde por ahí rodando. Pero esto es como un vicio, cuanto más ruedas, más quieres rodar. 

 

 

 

 

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