EL NUEVO LOOK DE BRAÑASECA, 2-8-07

 

En los meses de verano, aunque resulte paradójico, el uso de la moto se ve bastante reducido, porque la oferta lúdica es mayor que en el invierno, y para poder disfrutar de la playa con la familia hay que madrugar y salir con nocturnidad y alevosía en moto y volver a una hora razonable. 
Los espacios naturales experimentan  cambios que resultarían casi imperceptibles para lo corta que es la vida humana, de no ser porque, pese a esa brevedad, el ser humano se encarga de dejar su impronta en el medio. Un ejemplo de esos cambios propiciados por la acción humana, y por su afán de obtener recursos de ese medio natural, lo encontramos en la sierra que separa los concejos de Cudillero y Salas, llamada Sierra del Pumar o de los Vientos. Una masa nubosa inoportuna nos impide observar cuál es el cambio experimentado por esa sierra, en una imagen tomada desde la carretera que va desde Lamuño a Soto de Luiña. 
Pensando un poquito en la solución para espantar las molestas nubes, y como no encontramos la colaboración de Eolo, que se ha debido quedar dormido, decidimos intentar otra cosa. Como somos casi del mismo centro de Bilbao, un pequeño soplido puede bastar para solventar la contingencia. Dicho y hecho, las nubes se desplazan lo justo para poder ver los aerogeneradores que han surgido como champiñones en la sierra. Llamándose Sierra de los Vientos, es bastante predecible que estos modernos molinos rentabilicen rápidamente la inversión. 
Antes de emprender la subida a Brañaseca, echamos un ojo a la playa de San Pedro de la Ribera, que luce espléndida a primera hora de la mañana, con los primeros bañistas acomodándose en sus blancas arenas. Al ayuntamiento de Cudillero no le tembló el pulso a la hora de recuperar como uso público los terrenos colindantes con la playa, que llevaban años colonizados por un cámping, viviendas particulares, y el barco de Peltó, una suerte de Chanquete local, que no consiguió que el Piraña y compañía intercedieran ante el alcalde por salvar su barco. 
En San Martín de Luiña comienza el ascenso a Brañaseca, una carreteruca estrecha, y deficientemente asfaltada. Desde el pueblo de Ciriellu ya nos vemos más cerca de los molinos. Bonito nombre el del pueblo, aunque no es de extrañar, al hallarse en plena Comarca Vaqueira, en la que las vacas y sus "ciriellus" abundan por doquier. 
Ya estamos casi arriba, y por efecto de la altitud y el viento, vemos como la vegetación escasea, no existen casi especies arbóreas, algo de matorral y poco más. Los molinos están ya encima de nosotros, aunque apenas se mueven por la casi total ausencia de viento. 
Desde lo alto las vistas son tan espectaculares como siempre, a pesar de estar un poco nuboso. Lo que no se aprecia desde la distancia es el enorme crecimiento de viviendas en este tramo costero, entre la Concha de Artedo y Oviñana. Es una zona muy atractiva para el turismo, especialmente para la construcción de segundas viviendas. El lento avance de la Autovía del Cantábrico, pero avance al fin y al cabo, hace que esta zona esté ya muy cercana al centro de la región, con lo positivo y negativo que ello tiene. 
Miniatura de moto al lado de tan colosales ingenios mecánicos. Este moderno Don Quijote sobre dos ruedas también se muestra receloso de estos gigantes y del siniestro sonido que emiten pese a que apenas se mueven. 
Las famosas hélices del Titanic también son ridiculizadas por el tamaño de estas aspas. No quiero ni pensar en la sensación que se puede tener aquí debajo un día de fuerte viento.
Toda la sierra ha sido sembrada de estos artefactos, y para ello se han abierto pistas que podrían hacer las delicias de intrépidos amantes del off-road como Chus, o como Maxi, que me consta que ya ha estado por aquí disfrutándolas. Yo de momento soy reacio a abandonar lo negro, la última incursión por pista me costó un pinchazo y la penúltima la fractura de la cabeza del radio. Razón lleva el Jandorro cuando dice que el monte no ye lo mío. Haremos caso al maestro de pilotos de Bayas.
Puestos a pensar mal, esta sucesión de hélices podría ser una publicidad subliminal de Mercedes-Benz, y es que la Alonsomanía llega a todas partes.
Detrás del aparatejo se ve tenuemente en la lejanía el Playón de Bayas. Estamos en  un observatorio privilegiado sobre muchos kilómetros a la redonda.
Brañaseca tiene escuela, aunque hoy en día está cerrada por la ausencia de niños en la zona. Es de aquellas cinco mil escuelas que promovió la II República en un intento de sacar a este país de su secular analfabetismo. Años después, durante la posguerra, estas escuelas perdidas en el medio rural, fueron el destino de muchos maestros "depurados" por el régimen franquista por sus ideas progresistas. Así se les mantenía aislados de las grandes ciudades y dejaban de ser un elemento perturbador. La entrañable Dolores Medio fue un claro ejemplo de esto que digo.
Retomamos nuestros pasos hasta San Martín de Luiña, desde donde echamos una última vista hacia la montaña y sus nuevos moradores. Rapidito para Bayas, que la playa y la familia esperan.

 

Volver a Rutas