LA MARIÑA LUCENSE, 29-6-07

 

 
Invitados por Álex, parte de los integrantes del Komando Bayas ponen sus ruedas hacia Ribadeo, punto de encuentro con el anfitrión. Buen tiempo, cosa rara por estas latitudes últimamente. Se hace un poco pesado el viaje hasta Ribadeo por las obras de la carretera. Una autovía que debería estar en servicio hace ya demasiados años, y que acumula retrasos sin parar. En infraestructuras seguimos siendo el furgón de cola de España. Eso sí, a la hora de aforar impuestos, como el que más, aquí no hay descuentos por eso.
Una vez hechas las presentaciones de los que no se conocían, nos dirigimos hacia Rinlo, pueblecito costero que estaba engalanándose para celebrar sus fiestas de San Pedro. En uno de sus bares junto a este coqueto puerto pudimos tomar unos "cafeses" casi a precio de Zapatero: 90 céntimos. Carlos apostaba por unas zamburiñas y unas botella de sidra, pero corríamos el riesgo de liarnos y no salir de aquí en todo el día, así que fue rechazada la moción.
Vamos a seguir una carreterina pegada al mar, la llamada "Ruta das Praias". Son unos 15 kms. hasta Foz, que se ve al fondo de la foto. Carretera aceptable para las trail, pero Carlos con su Cbr no se encontraba cómodo y se quejaba: "¡Sacaime de esta caleya de una vez!".
El olor a mar es impresionante, nunca lo había sentido de manera tan fuerte yendo en moto. La ruta transcurre por una sucesión de playas y calas, que surgen entre acantilados de no demasiada altura. Quizá la más famosa de las playas sea la de "As Catedrais", declarada Monumento Natural. Su fama viene dada por las caprichosas formas que el mar ha esculpido en los acantilados, formando oquedades que guardan similitudes con los arcos de una catedral. Nos pilló con la marea demasiado alta para verlo, así que nos conformamos con tomar estas fotos desde una especie de mirador.
Al final de la "Ruta das Praias" se encuentra Foz, importante centro turístico. Se me olvidaba comentar que a lo largo de toda la ruta existe una senda peatonal, usada también por cicloturistas. Por cierto, por mirar a  una en bikini, Jandro casi hace una excursión por la cuneta en una curva, jeje. Volviendo al tema de Foz, se puede apreciar que su "sky line" lo configuran en gran medida grúas. Esta zona está sufriendo un boom inmobiliario tremendo, que debería regularse un poco, puesto que surgen chalets y urbanizaciones en primera línea de playa, sin el más mínimo respeto por el medio natural, y espacios como estas dunas que hay en primer plano peligran seriamente.
Un poco hacia el interior todavía se conservan la ría y sus márgenes  en un estado aceptable, pero de seguir a esta velocidad la fiebre constructiva, en pocos años esta imagen será solo un recuerdo. Abandonamos la costa y ponemos rumbo hacia el interior de la provincia, hacia Mondoñedo.
Antes de Mondoñedo está Lourenzá, localidad en la que el elemento de mayor atracción es el monasterio de San Salvador con la iglesia de Santa María de Valdeflores. Por lo que se refiere al Monasterio de San Salvador fue fundado por el Conde Santo (guerrero y monje) en el siglo X. Hoy, este monasterio benedictino forma ángulo con la iglesia monasterial, creando así un bello conjunto arquitectónico en la plaza mayor de la villa. De la edificación primitiva solamente han quedado dos piedras: un ara del siglo IX y una lauda del XII. La nueva edificación se prolongó a lo largo de los siglos XVII y XVIII.
En la plazoleta en la que se ubican iglesia y monasterio se estaba colocando un escenario para un espectáculo de magia. Lo que no sé es si el mago en cuestión es el de la gorra amarilla y bicicleta último modelo. De Lourenzá salimos hacia Mondoñedo, localidad situada a medio camino entre la Mariña y la "Terra Chá"
Mondoñedo es desde 1985 conjunto histórico-artístico. Con ello señalamos que todo el entramado urbano refleja su carácter señorial. No sólo sus emblemáticos edificios tienen ese rancio abolengo sino también sus vías y plazas como la de España y la de la Catedral (antigua plaza del mercado, en la foto). Sus calles antiguamente estaban rodeadas por un recinto amurallado con seis puertas de acceso. Desde comienzos del siglo XVI hasta 1834 fue una de las siete provincias del Reino de Galicia y un lugar de paso de peregrinos por el camino de Santiago en su ruta de la costa.
Mondoñedo se convierte en sede episcopal en 1.117 en detrimento de San Martiño de Mondoñedo (Foz). A pesar de haber perdido luego momentáneamente esta dignidad la retomará definitivamente en el siglo XIII. Esta es la catedral-basílica comenzada en el s. XII,  de estilo románico al que luego se superponen con las reformas del s. XVII otros estilos artísticos.
En la plaza de la Catedral se encuentra esta curiosa tienda de antigüedades. Relojes antiguos de pared y sobremesa, platos decorados, y unas cámaras fotográficas que me vendrían de miedo para inmortalizar las rutas moteras.
Paseando un poco por las calles de Mondoñedo no dejamos de admirar casonas blasonadas, y otros edificios interesantes, como esta fuente. Hacer mención también a uno de los hijos ilustres de esta localidad, el poeta Álvaro Cunqueiro.
Paseando, paseando, llegamos al lugar de la comida, la Taberna do Valeco. De sus callos me han hablado maravillas, así que a pesar de tenerlos solamente los jueves y domingos, Álex ha conseguido que hoy podamos degustarlos. Buen detalle del anfitrión, que sabe que me gusta comer "de cuchara". Bueno, de cuchara, de tenedor y , si es menester, con los dedos. Soy un glotón, lo siento.

El interior del establecimiento es muy acogedor, enseguida te pones en situación, el cuerpo te pide un vino, acompañado de los generosos pinchos que sirven, especialmente unos de empanada de bacalao que "quitaban el sentío". Ya se sabe, un vino te pide un pincho, un pincho te pide un vino, como no te controles un poco la cosa se desmadra.
Me llamaron la atención también las bonitas jarras de cerveza que decoraban los estantes del local. Al fondo, los jamones, tampoco me resultan indiferentes. Si no fuera por el hermano gochu........
He aquí los callos. Ya no me acordaba de que en Galicia los sirven con garibolos. Estaban realmente buenos (fui prudente y sólo me sacudí dos platos), y como segundo un filetaco con patatas y pimientos por si había algún hueco que rellenar. Tarta helada de postre, y todo ello por la módica, o más bien, irrisoria cantidad de 7 euripios. Creo que voy a pedir pensión completa en Casa do Valeco.
Érase un hombre a un móvil pegado.

No le dejó de sonar en todo el día, entre la casa que se compró y el cambio de destino en el trabajo, estaba muy solicitado el muchacho. Nos sacudimos de encima la pesadez post-callos y de vuelta a la ruta.

De Mondoñedo vamos hacia Viveiro, pasando por Alfoz, que tiene un interesante castillo, pero no paramos a visitarlo porque Álex dijo que en su entorno había buenos jardines con bancos y tenía miedo que nos echáramos a sestear. Buena carretera para darle cera, si no fuera por un megatráiler a 50 por hora y una línea continua, más bien requetecontinua durante 15 kms. Ya es mala suerte, para una carretera que no encontramos en obras........ Donde si que paramos fue en Chavín, localidad en la que se encuentra el Souto da Retorta.
Bueno, pues el Souto este es un bosque de eucaliptos pequeñísimos, casi del tamaño de los bonsais de Felipe González. Está claro en la foto, ¿no?.
El más pequeño de todos es esta birria de la naturaleza que atiende al nombre de "El abuelo" (el árbol, no el que levanta los brazos). Lleva el pobre ahí plantao desde 1880 aproximadamente y mide 67 metros de alto, 10,50 de perímetro y no sé cuántos metros cúbicos de madera tiene, una barbaridad. Que no vacilen los yanquis con la sequoias, que por aquí también hay gigantes.
Viveiro. Llegamos de nuevo a la costa. Este fin de semana había una concentración motera en la localidad, por lo que nos cruzamos con cantidad de afortunados que iban a disfrutar de ella. Una parada breve para reponer líquidos y a seguir rodando. Ojito con los radares por la zona, que está plagado.
Hasta otra, el Komando Bayas se despide con gesto afable. La vuelta fue un poco latosa, por la abundancia precisamente de latas con cuatro ruedas. En Luarca decidimos que lo mejor era seguir por la N-634, por La Espina, y así aprovechábamos para quitar un poco la carbonilla.

Mapa de la ruta que me había mandado Álex hace tiempo para ir engatusándome. A eso hay que añadir desde Oviedo a Ribadeo. En total fueron 452 kms. los recorridos en la jornada, no estuvo mal. Buena comida, buena compañía, buen tiempo, un día redondo, sí señor.

   

 

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