Había gran temor a que el tiempo chafara una vez más una salida motera, y las previsiones apuntaban a la posibilidad de lluvia, pero afortunadamente el día amaneció soleado.
Punto de encuentro en la cafetería de Makro. Primeros saludos y presentaciones, y a la carretera, que la ruta es larga. La caravana motera se dirige por la A-66 hacia Pola de Siero, y luego, en Lieres, cogemos la N-634 en dirección a Arriondas, y luego, por la N-625 a Cangas de Onís.
Aprovechando la parada en un semáforo, saco una foto del famoso puente "romano" de la que fue primera capital del Reino de Asturias. En Cangas se unen a la comitiva los que venían de Valladolid.
Primera parada, en La Casa de la Fabada. La intención era tomar algo para refrescarse, pero por lo visto allí solo servían comidas. Dado que eran las once de la mañana no apetecía todavía zamparse un plato de fabes....¿O tal vez si?.
La ruta continúa, siguiendo la AS-114, pasamos por Soto de Cangas, Corao, Benia, alto de La Robellada, y desde el mirador del Pozo de la Oración pudimos admirar el Pico Urriellu, o Naranjo de Bulnes.
La AS-114 es una carretera divertidísima, a excepción de una junta de dilatación estratégicamente colocada en un puente en curva para dar emoción al asunto. Rápidamente llegamos a Panes, donde nos esperaban los que venían de Cantabria y Bilbao. Uno de ellos, Luis, sobre su flamante FJR.
En Panes sí que pudimos tomar algo refrescante. El calor empezaba a apretar de lo lindo y había que buscar la sombra, alineados en el muro.
Sin tardanza, en marcha otra vez. Por la N-621 nos dirigimos a Potes, atravesando el impresionante desfiladero de La Hermida. En La foto, Luis y yo, cruzando un puente sobre el río Deva. La foto no hubiera sido posible sin la destreza de Yoli para estos menesteres.
Hay que reponer fuerzas. El menú: ensalada de pasta, caldereta de cordero, y arroz con leche. Una comida ligerita, que hace mucho calor, jeje.
El comedor estaba presidido por esta cuadrilla de fieros cazadores y su pobre víctima, el oso. No falta en la foto ni el cura, tal vez el de aspecto más impactante. También llaman la atención las armas con las que derrotaron al oso, todo estacas menos uno, que lleva una especie de sable.
Dando buena cuenta del cordero. Creo que me pasé un poco comiendo, y me lo recordó el pobre bicho durante buena parte de la tarde pateándome las tripas.
Este es el sitio donde comimos, justo a la entrada de Potes. Nada más salir nosotros, tomaron al asalto el bar una excursión de jubilados, muy hambrientos ellos, a tenor de la prisa que se dieron para entrar. A alguno le picaría la almorrana por sentarse en nuestras sillas, que no habían tenido tiempo de enfriar.
Un poco de descanso, bajo un sol de justicia, y nos encaminamos al monasterio de Santo Toribio de Liébana, distante unos 4 kms. de Potes.
En el claustro se estaba fresquito, y apetecía quitarse las botas y meter los pies a remojo en la fuente.
En las paredes del claustro había reproducciones de las ilustraciones del famoso libro de los Comentarios al Apocalipsis, de Beato de Liébana.
Los peregrinos hacen cola para acceder a la iglesia a través de la Puerta del Perdón, y con ello ganarse el Jubileo y el perdón de sus pecados. El estar haciendo cola con el calor que hacía ya era mérito bastante para el perdón, sin falta de rezar.
En el interior de la iglesia, los peregrinos aguardan para venerar la reliquia del "Lignum Crucis", y de paso descansan un poco al fresco de las bóvedas de piedra.
Esta es la capilla donde se custodia la reliquia.
Foto de familia. No cabe duda de que lo mejor de estas kedadas es conocer a gente tan maja.
Más arriba del monasterio de Santo Toribio, se divisa una pequeña ermita.
