LAS CUENCAS  MINERAS, 11-12-04

 

Peazo ruta me marqué ayer por la mañana. Al ver que el día tenía buena pinta no me lo pensé dos veces y arranqué temprano para aprovechar la mañana. Hacía sol, pero fresquito, unos 6º C a las diez. Pero el frío no es problema con la ropa adecuada, así que me puse en marcha sin saber muy bien qué rumbo seguir.

 

Salí de Oviedo por la carretera de San Esteban de las Cruces, donde paré a tomar una pinta de sin plomo 95. Desde allí tenemos esta panorámica de la capital.
 

En el alto de San Esteban me desvié a la izquierda en dirección a Tudela Veguín, localidad situada en el valle del Nalón. Antes de que se disipase del todo la niebla, la vista desde arriba era bonita
 

Descendiendo hacia Veguín, a mano derecha, una caleyuca nos lleva a la iglesia prerrománica de Santa María de Bendones, cuyas ruinas fueron descubiertas por Joaquín Manzanares en 1.954, y fue reconstruida siguiendo las directrices del estilo, y con los testimonios de los vecinos del lugar.
 

Al sentir el rugido del motor apareció el comité de notables a darme la bienvenida.
 

Es broma, ni por asomo querría faltar a las gentes de ese lugar tan bucólico, pero me resultó simpática la foto. Os enseño una imagen de las casas del pueblo, muy típico, apenas a 4 kms. de Oviedo.
 

Sigo ruta hacia el fondo del valle, y llego a Tudela Veguín, localidad a la que tengo gran aprecio, puesto que trabajé en su Biblioteca durante un año. Ya os pondré otro día una foto que tengo allí. De momento valdrá con esta panorámica en la que destaca la fábrica de cemento.
 

Un saludo desde aquí a todos los veguinenses, que hicieron que ese año me encontrara como en casa. Sigo el curso del Nalón hacia Olloniego, localidad minera por excelencia del concejo de Oviedo, aunque creo que ahora la minería está perdiendo la importancia que tenía antaño, tantas reconversiones han transformado la estructura económica del pueblo.
 

De Olloniego salgo por la carretera antigua de Castilla, hacia el mítico puerto del Padrún, terror de los conductores en los años 50 y 60 del siglo XX. Tiene una serie de revueltas en las que los autocares tenían que hacer maniobra.
 

Desde finales de los 60 apenas se usa más que para comunicar los núcleos de población que se encuentran en la zona, por lo que está bastante mal de firme, pero resulta divertido, por la ausencia de tráfico y la belleza de las panorámicas. Esta que os ofrezco es desde el alto, ya mirando hacia el valle del río Caudal, con la Térmica de La Pereda en primer término, y las cumbres nevadas del Aramo al fondo, con ese tótem que es El Angliru.
 

El descenso por La Rebollada es divertido, y rápidamente llegamos a Mieres del Camino, centro de la Cuenca minera del Caudal.

De Mieres cojo la carretera hacia Langreo, son once kms. de buena carretera por la Güeria de San Juan y Santo Emiliano.
 

Por el camino se ven explotaciones mineras abandonadas que hablan de un pasado esplendoroso del sector y un futuro cuando menos incierto.
 

Langreo es el concejo más importante de la cuenca minera del Nalón, que se extiende río arriba, formando una conurbación, aprovechando los pocos espacios edificables en el angosto valle. Del valle del Nalón lo primero que vemos es la Térmica de Lada.
 

Hay muchas localidades seguidas, sales de una y entras en otra: Lada, Sama de Langreo, Ciaño, donde me paro a hacer una foto de las instalaciones del emblemático Pozu María Luisa, un símbolo de la tradición minera de la comarca. Me estaba acordando de aquella canción "traigo la camisa roxa, de la sangre de un compañeru, mira maruxina, mira, mira como vengo yo....". Una vida durísima sin duda. Salgo de Ciaño y enseguida llego a El Entrego, Sotrondio y Blimea ,del concejo de San Martín del Rey Aurelio, que parecen una única localidad, de tan próximas que están, forman una auténtica ciudad lineal.
 

En un paso estoy en Barredos y Pola de Laviana, donde el valle del Nalón se ensancha generosamente. Al poco de salir de la Pola giro a mano derecha en dirección Cabañaquinta, que está a 18 kms. Atravieso la localidad de Entrago, cuna del insigne escritor Armando Palacio Valdés, que describió esta zona y sus gentes en su novela "La aldea Perdida". La carretera se estrecha y se retuerce ladera arriba. Hay zonas sombrías en las que la helada de una noche cae sobre la del día anterior
 

Carretera solitaria en la que hay que tener cuidado con las curvas en sombra, el asfalto tiene un brillo amenazador que obliga a andar con tiento, y también vigilar la posible presencia de ganado suelto, que no parece inmutarse por la presencia de un motorista que turbe su paz. A media subida llego a Tolivia, localidad natal de los componentes del grupo musical "Los Berrones", que se hicieron muy populares cantando en asturiano. Fueron los precursores de lo que se llamó "agro-rock", con unas letras divertidas y estribillos pegadizos, amén de una puesta en escena muy lograda, vestidos de "paisanos". Creo que su canción "La del estudiante" tiene algo de autobiográfica, vaya vidorra que se pegaron en Oviedo cuando estudiaban...

 

Enseguida corono La Collaona, a 850 mts. de altitud, y desde donde hay magníficas panorámica a ambas vertientes. La que os ofrezco es mirando hacia el valle del Nalón.
 

Hacia el otro lado el valle del Aller, otra gran cuenca minera de la zona central asturiana. A lo lejos se ven las cumbres nevadas del puerto de San Isidro. El descenso hacia Cabañaquinta se hace rápido, por una carretera más seca y soleada que por el lado de subida. Cabañaquinta es la capital del concejo de Aller, y así se puede contemplar bajando La Collaona.
 

Ya con el tiempo apremiando sigo el curso del río Aller, atravesando localidades como Soto, Santa Ana, Piñeres, Corigos, Misiegos, Oyanco, para llegar a Moreda, la localidad más importante económica y demográficamente del concejo, aunque la capitalidad la ostente Cabañaquinta. Moreda y Caborana casi forman una única población en los márgenes del río y crecen aprovechando las laderas, con calles que se curvan, paralelamente al curso del río. En Ujo cojo la autopista en dirección a Mieres y Oviedo, ya con cierta prisa. En Olloniego salgo de la autopista para darme un último lujo, la subida a La Manzaneda, una rectilínea rampa de apenas 1 km. de longitud, pero con una pendiente del 14%, que siempre suelen "papearse" los ciclistas antes de llegar a Oviedo.
 

Es un pueblo con gran tradición ciclista en el que tiene su sede una peña dedicada a Marino Lejarreta, e incluso una plaza con su nombre. Pasado el pueblo la carretera caracolea hasta llegar de nuevo a San Esteban de las Cruces, donde capto la última foto del día en la que se ve el valle del Nalón con Tudela Veguín al fondo.
 

   

En fin, espero que os haya gustado esta ruta, de unos 130 kms. que se hace en una mañana sin apurarse mucho, y gozando de paisajes de todo tipo, urbanos, industriales, rurales y visitando los tres valles mineros más importantes de la Asturias central.

 

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