LA ISLA DE MAN, 13-7-08

 

Siento decepcionar a más de uno, pero esta crónica no trata de la célebre isla del mar de Irlanda en la que se disputa desde 1907 el Tourist Trophy, una de las carreras más espectaculares del mundo. Qué más quisiera yo que poder narraros mis vivencias en el mítico trazado de la Montaña. Para abreviar diré que así es como conocemos uno de los clásicos tramos de nuestra zona para hacer curvas, y así bautizado por una semejanza en estilo y longitud con el de la Isla de Man. Nuestra Isla de Man parte de Bayas, y la primera dificultad, el Quarter Bridge local son la Vendavala y la "ese" de Infiesta, bastante suavizadas con la reciente reforma de la carretera. 
Desde Bayas bajamos a Naveces, y giramos a la derecha hacia Santiago del Monte y Carcedo. Nos incorporamos a la N-632 y vemos como un moderno viaducto de la Autovía del Cantábrico salva el antaño temible Alto del Praviano, el Highlander de la Isla, ahora reducido a una paellona zurda y una curva a derechas con el peralte hecho a mala fe. La bajada hacia Soto del Barco tampoco presenta más complicaciones sobre todo ahora que ha sido liberada de casi todo el tráfico. Tranquilamente atravesamos otro tramo urbano, el del hasta no hace mucho conocido como Semáforo del Cantábrico.
En Soto del Barco cogemos la AS-17 hacia Peñaullán, y pasamos por algo parecido a Greeba Bridge, por debajo del puente sobre el río Kwai, digo el río Nalón. Otra maravilla de la ingeniería, si no fuera porque nos llega con veinte años de retraso, como todo en esta región que es el furgón de cola de España. Bastante lógico con estos dirigentes que tenemos, más preocupados de montarse sus chiringuitos particulares y de su sectarismo que de hacer una política positiva para todos los asturianos. Y luego todo el día con la sinergia y la implementación y esas chorradas que debieron aprender en jueves. Bueno, mejor voy al tema que nos ocupa, que es bastante más agradable que hablar sobre estos delincuentes de la política. El tramo hasta Peñaullán solo tiene como dificultad el extremar las precauciones, al ser uno de los habituales cazaderos de los radares.
En Peñaullán tenemos otro tramo urbano, en el que los lugareños pueden seguir el paso de las motos cómodamente sentados en las terrazas de los chigres, degustando la excelente sidra casera que se puede encontrar por estos pagos. La modernidad tecnológica también se deja ver por aquí: una panera con parabólica. Abandonamos la AS-16 y cogemos la AS-236 en dirección a Grullos.
De Ballacraine a Glen Helen, digo de Peñaullán a Grullos tenemos 11 kms divertidos de verdad, con el único inconveniente de algunas travesías con limitación a 50 que te pueden hacer perder la paciencia. Travesías de Beifar, Santoseso, San Román de Candamo y Candamín. Suele haber poco tráfico, y el buen estado del firme hace que sea un tramo divertido, remontando el curso del río Nalón. Esta es una foto de parte del tramo hecha desde un poco más arriba de Grullos.
San Román de Candamo es conocido por varias cosas. A saber: una cueva prehistórica; unas fresas de renombre mundial; y una coqueta estación de tren, aún en servicio para la línea de FEVE Oviedo-San Esteban de Pravia. Continúa mi ley de Murphy particular haciéndome la pascua al pretender fotografiar algún edificio: los andamios me estropean la foto. Otras veces me pasó en el puente de Cangas de Onís y en la Casa de Riego en Tuña. Seguimos divirtiéndonos por este sinuoso trazado hasta llegar a Grullos, donde giramos a mano izquierda para coger la AS-237 en dirección a Avilés. Cuidado con el cruce que tiene una visibilidad bastante deficiente.
En Grullos comienza la ascensión a la Montaña, bueno, aquí es la Reigada, algo más modesta, pero que también tiene su aquél. Comienza con una larga recta para ir cogiendo velocidad de crucero y luego hay un par de zonas ratoneras, con curvas cerradas y entrelazadas, una de ellas con un cruce a la izquierda bastante peligroso porque si vas rápido ni te ven.
En Ferreros la subida se suaviza, e incluso hay un leve descenso en Drinkwater´s, conocida mejor como "curva del bebedero". También hay que prestar especial atención a las innumerables bulladas de procedencia vacuna que pueden hacer que bailéis un poco en la moto.
Seguimos subiendo, disfrutando a tope del trazado y del paisaje. Antes del alto tenemos aún las travesías de Llamero y Ventosa. En ésta última, el Centro Social está pegadito a la carretera y desde él, los paisanos pueden ver las motos mientras echan un subastao y toman una copita de sol y sombra.
Alto de la Reigada, con su bar para reponer fuerzas, y el área recreativa de la Degollada en las proximidades, por si alguno se anima a venir de pic-nic.
Ahora toca ir cuesta abajo, pero con frenos, eh, que no está la cosa para bromas. Al fondo, muy lejos, Ramsey, perdón, Avilés con todas sus instalaciones industriales y portuarias.
Otro par de zonas ratoneras hacia La Peral, localidad conocida por su magnífico queso. Escalopines al queso de La Peral......ñam, ñam, un buen ejemplo de la rica gastronomía de la zona. Por más que lo busco no encuentro por aquí Ballaugh Bridge, el famoso puente de las motos voladoras. Es que con tanta curva y tramos divertidos se anima uno hasta para volar un poco sobre el asfalto.
Lo que si encontramos es esta variante local del Gooseneck o curva de cuello de cisne. Más bien es una curva un poco cabrona de 90º a izquierdas, en descenso. Eso sí, si te la comes no hay guardarraíles para hacerte pedacitos, esas pilas de troncos de eucalipto se encargarán de hacerte más confortable el aterrizaje. También resulta sorprendente la repentina aparición de una "Cirila", demostrando que en plena era tecnológica aún se puede circular sin ABS, EDP, TCR y demás inventos que llevan los coches modernos.
Esta es la Mountain Mile, tramo que tiene como telón de fondo el Gorfolí, punto más elevado de la comarca con una altitud de 619 mts. A sus pies, Callezuela, capital del pequeño y agrícola concejo de Illas. El descenso en esta zona es lento, hay limitación de 50 y es más asiduo por aquí el radar que Ramón García en las campanadas de Fin de Año.
En La Cruz de Illas giramos a la izquierda en dirección a Piedras Blancas, pasando por Bungalow, nombre menos castizo que el propio de La Cangueta, localidad repleta de chalecitos a modo de segunda residencia, o de primera, favorecida por su proximidad a Ramsey-Avilés. No hay nada como la vida en el campo, no cabe duda. Al loro con el 50 del tramo urbano, que te puedes quedar sin la extra de julio o como el R. Oviedo en el 2003, con seis puntos menos en la clasificación.
Un tramito divertido hacia Piedras Blancas, pasando por Pillarno y Las Bárzanas para que no se diga que no hay tramos urbanos. Vaya sorpresa bajando hacia Piedras Blancas, resulta que ha aparecido el dichoso Ballaugh Bridge. El de la Isla parece relativamente sencillo, pero este, en descenso y en curva a ver quién es el boludo que se atreve a hacer un vuelo sin caer a las vías del tren. Yo no.
Ya queda poco, en Piedras Blancas cogemos rumbo hacia Santa María del Mar. De nuevo la costa a nuestros pies, con paisajes espectaculares, que podemos disfrutar tranquilamente, porque de retorcer el cuerno nasti de plasti, está todo plagado de limitaciones a 50, y los radares acechando como posesos.
El último tramo para quitar la carbonilla acumulada en estos últimos kms de limitaciones es la subida al Eucaliptal, camino ya de Douglas-Bayas. Aún nos queda la siempre divertida curva de los gitanos, nuestro pequeño Creg-ny-baa y el remodelado trazado de Governor´s Bridge, o puente de Ricabo, auténtica escuela de pilotos de Bayas en su trazado original, antes de la reciente remodelación de la carretera. Ahora toca bajar Infiesta con su descafeinada "ese", atravesar Navalón y esperar que nos caiga la bandera a cuadros en la Era l´Cueto para terminar los aproximadamente 65 kms de esta Isla de Man en versión asturiana.
   
   

 

 

Mapa de nuestra particular Isla de Man. Aquí lo hacemos en sentido opuesto a los británicos, no solo van a ser ellos los que lleven la contraria en todo.

 

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